Lo que marca la diferencia es la capacidad de seguir aprendiendo, de forma estratégica, de ello trata finalmente la educación para la vida.
Por Claudia Halabí, directora de Educación Continua UC.
En muchas áreas del conocimiento, actualizarse ya no es opcional: es una condición para seguir siendo empleables y productivos. Las tecnologías cambian a una velocidad inédita, surgen nuevas técnicas, fármacos más eficaces, modelos de negocio digitales, por mencionar algunos. La sostenibilidad se vuelve central y la regulación se ajusta una y otra vez. Todo se mueve. Y si todo se mueve, nosotros, como profesionales, también debemos hacerlo (World Economic Forum, The Future of Jobs Report 2023).
La universidad a la que entramos a los 18 años cumple un rol formativo insustituible, pero el pregrado no puede hacerse cargo de todas las necesidades de un aprendizaje que hoy se extiende durante toda la vida. El grado académico o el título profesional siguen siendo requisito para abrir muchas puertas.
La experiencia laboral, por su parte, sigue siendo clave. Pero, una vez que ya tenemos ambas, aparece la verdadera pregunta: ¿cómo seguimos siendo competitivos?, ¿cómo seguimos desarrollando nuestra carrera en un entorno que cambia más rápido que nuestros planes? ¿cómo nos ponemos al día?
La evidencia es bastante clara: la respuesta está en la formación continua, pertinente y estrechamente vinculada al mundo del trabajo (World Economic Forum, The Future of Jobs Report 2023). No se trata de estudiar “más por si acaso”, sino de estudiar mejor: aprender lo que realmente importa.
Allí surge el gran desafío: ¿cómo conectar educación con empleo? Por supuesto, queremos ofrecer conocimientos y habilidades que los empleadores efectivamente necesiten (McKinsey Global Institute, Defining the skills citizens will need in the future world of work 2021). Pero ¿es eso suficiente para asegurar el éxito profesional?
Cada vez vemos con mayor claridad que la respuesta es no. El conocimiento técnico (lo disciplinar, lo específico, lo propio de cada industria) es indispensable, pero insuficiente.
Educación para la vida: habilidades y disciplinas actuales
Las habilidades conductuales (conocidas como habilidades blandas) se vuelven condición necesaria para navegar entornos complejos: liderazgo, creatividad, pensamiento crítico, resolución de problemas, comunicación efectiva, empatía, trabajo en equipo. Son pocas las personas que pueden ir al trabajo y sentarse en una esquina a interactuar solo con un computador. El trabajo moderno exige análisis, interacción, criterio, flexibilidad y capacidad de aprender rápido (OECD, Skills Outlook 2023: Skills for a Resilient Society).
Ahora bien, ¿en qué disciplinas es más urgente actualizarse? Coursera publica cada año un informe que entrega una buena señal al respecto (Coursera Global Skills Report 2025). A partir de las brechas de habilidades que identifica, es posible inferir qué áreas están siendo priorizadas a nivel global. Entre ellas están:
1. Inteligencia artificial y machine learning
2. Data science y analítica avanzada
3. Desarrollo de software y ciclos DevOps (CI/CD)
4. Ciberseguridad
5. Gestión de procesos y digitalización empresarial
6. Marketing digital y estrategia de contenidos
7. Ética de datos y regulación
Son, en el fondo, los dominios donde tecnologías, herramientas y prácticas cambian con mayor rapidez. Justamente por eso, obligan a una actualización continua.
Con el título ya no basta. Lo que marca la diferencia es la capacidad de seguir aprendiendo, de forma estratégica, durante toda la vida: combinando profundidad técnica, habilidades conductuales y una lectura atenta del entorno para comprender hacia dónde se está moviendo el mundo del trabajo.
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