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Seis claves para entender el nuevo Chile tras los movimientos sociales

Ana Parraguez, académica de la Escuela de Trabajo Social UC y experta en movimientos sociales, reflexiona sobre los principales puntos para comprender el espíritu de las demandas de la ciudadanía.

A dos meses del conflicto social, la académica de la Escuela de Trabajo Social UC y experta en movimientos sociales, Ana Parraguez, reflexiona sobre los principales puntos para comprender el espíritu de las manifestaciones y las demandas de la ciudadanía.

1. ¿“Estallido social”?

Todo comenzó cuando, gracias a la recomendación de un panel de expertos del transporte público, el gobierno decidió incrementar el precio del pasaje del metro en 30 pesos, llegando a un total de $830 y convirtiéndose en una de las tarifas más altas de Sudamérica. Sin embargo, la tarifa de este medio de transporte para la también directora de Extensión de la Escuela de Trabajo Social de la UC, Ana Parraguez, fue solo la “gota que rebalsó el vaso”.

“Si un movimiento social es capaz de levantar una consigna tan poderosa como lo es “No son 30 pesos, son 30 años”, esta crisis sólo demuestra la madurez de una sociedad para conversar y generar ese tipo de discurso”, advierte. “Este movimiento no puede ser medido por el número de personas que están en las calles ni por el número de detenidos. Es hora de ir a los territorios, ver lo que está ocurriendo y conocer sus necesidades”, concluye con respecto a los centenares de cabildos autoconvocados y ejercicios de participación y discusión, que sin duda, ha empoderado a la ciudadanía.

2. “Ahora que nos encontramos, no nos separemos”

Al igual que otros especialistas, Parraguez cuenta que el conflicto por el que está pasando nuestro país, “ha logrado que los chilenos nos hayamos encontrado; ahora sé quién es la persona del frente y nos damos cuenta que tenemos las mismas necesidades hace mucho tiempo. Las estrategias que se han hecho para dividir y para replegar han tenido el efecto contrario, que es que la gente se una, autoconvoque, organice, discuta y esté planteando no sólo las demandas clásicas que tienen que ver con educación, salud, etc., sino demandas que tienen que ver con la precarización de la vida de nuestras familias” asegura. “Hay una mayor actitud de participar, escuchar al otro y empatizar”.

3. La memoria en Chile

Para la académica - que ha estudiado por 15 años los movimientos sociales en Chile - la organización de diversos cabildos y asambleas autoconvocadas en nuestro país no habla sólo de la necesidad de conversar y participar del proceso, sino además de contener. “Este ha sido un movimiento que ha involucrado muchas emociones, cada persona ha vivido esto desde una emotividad muy profunda. Creo que al llamar a toque de queda y sacar a los militares a la calle, se abrió una herida que nunca pudo ser cerrada. Y con esto te das cuenta que en Chile el tratamiento de la memoria ha sido sólo a través del Museo de la Memoria o de ciertos monumentos, que sí son importantes, pero como nunca se ha hecho justicia nunca se han cerrado las heridas”.

4. Precarización de la vida y dignidad

A juicio de Parraguez, la palabra que resume la demanda del movimiento social por el que atraviesa nuestro país, es la palabra dignidad. No por nada la principal plaza de la ciudad ha sido rebautizada con esa palabra. “La dignidad es sentirse realmente parte de la sociedad, recibir un trato igualitario, igualdad en el acceso de oportunidades. Sólo por el hecho de ser humano debiéramos ser dignos, y no por tener una condición social determinada. Por eso, este movimiento es mucho más profundo que los anteriores”, asegura.

5. No existe la paz social sin justicia

A raíz de la violencia que se ha manifestado progresivamente desde el inicio del estallido desde diversos sectores, y en especial desde las fuerzas de orden y seguridad del Estado, se ha planteado la necesidad de instaurar la paz; sin embargo, en la misiva escrita por el Programa de Justicia Restaurativa y Paz Social de la Escuela de Trabajo Social UC al medio CIPER Chile, “la paz no se gana, sino que se construye”. La carta, firmada por varios académicos y profesionales que componen la Escuela y el programa recién mencionado, asegura que los daños más importantes que se deben reconocer, son: la desigualdad social, la violencia policial y el abuso de poder desde sus agentes, y la negligencia del Estado en el manejo de las fuerzas de seguridad y orden público.

6. Desconexión de las autoridades

Una de las grandes críticas que se escucha en las calles hacia las autoridades es la desconexión de estas con las necesidades ciudadanas. Y en la academia también se corre el riesgo. “Para nosotros como universidad, también, uno de los grandes desafíos es que los académicos nos pongamos al servicio del desarrollo del país; de encontrar respuestas y escuchar a la gente, y no solo sea un sujeto del cual extraes información porque tenemos un tremendo capital”, finaliza Parraguez.

Información periodística: cazamorac@uc.cl

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